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En mi anterior entrada compartía los comentarios que hacía Allan Wallace sobre la meditación mindfulness y la atención. Hoy continúo con los apuntes de este gran experto y divulgador de budismo y mindfulness. Y para aquellos que quieran conocer algo más sobre su figura, en este enlace podéis encontrar algunos datos más sobre su sorprendente biografía.

Wallace se declara un admirador del pionero de la psicología moderna William James y le citó varias veces en la segunda parte de su conferencia. Si en la primera parte estuvo más centrado en comentar las bondades de la meditación para los niños y adolescentes y en defender su inclusión en el sistema educativo, en la segunda parte habló de otro campo que conoce muy muy bien: la filosofía de la ciencia.

universe by AWA on flickrWilliam James postuló hace un siglo cosas que ahora son muy reales para la ciencia, como la relación que existe entre la atención (o lo que percibimos) y la sensación de realidad. Existe una relación entre aquello que prestamos atención y aquello que consideramos real. Si no atendemos algo, ese algo no existirá para nosotros. No significa que aquello no exista per se, pero para nuestra experiencia, no le daremos consistencia alguna. Ni siquiera como sueños o recuerdos, cuya existencia aceptamos aunque con otra calidad otro cualia, lo que no atendemos, simplemente es ignorado para nosotros. Es decir, con la atención escogemos el universo en el que vivimos.

En la ciencia también se sigue este paradigma y la base de todo movimiento científico es que aquello que no se puede percibir no es real. La ciencia busca cuantificar, esto es medir, todo aquello que estudia. Y por el hecho de medirlo, de cuantificarlo, de estudiarlo, se le está prestando atención, se le da categoría de real.

Para Wallace este paradigma científico ha llevado a posturas equivocadas como la de estudiar la mente como si fuera un objeto cuantificable. La mente, los sueños, los procesos mentales son invisibles, no son físicos y por tanto no se pueden medir. De hecho, Wallace comentaba situaciones extravagantes en el mundo de la ciencia como resultado de esta forma de actuar. Citaba, por ejemplo, que había filosofos que habían negado la existencia de la introspección porque no es algo medible.

Wallace daba otro ejemplo de estos errores científicos citando a Jane Goodall, la célebre experta en primates, que había escuchado en la universidad donde estudiaba cómo los académicos aseguraban que los mamíferos no tenían emociones. Estos profesores, no hace mucho tiempo, aseguraban que la creencia de que los animales sentían emociones se debía a una proyección de las emociones del investigador humano, que veía comportamientos «como si» tuvieran emociones. Creían que era una ilusión porque (en aquel momento) no existía forma de medir las emociones animales, y puesto que no se podían percibir, puesto que no se podían medir, esas emociones no existían.

¿Os imagináis este mismo argumento con las experiencias que surgen durante la meditación?

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