Quizá durante esta época extraordinaria te hayas descubierto teniendo sueños más extraños que de costumbre. Sueños poco habituales por su contenido, por su fabulación o por su vividez. Quizá también hayas notado que has comenzado a dormir peor.
Puede que hayas experimentado estos episodios y no te haya ocurrido nada especial durante estos meses. Puede que ningún familiar tuyo haya sido afectado por el coronavirus. Puede que no te sientas especialmente preocupado por tu situación laboral o económica. Puede que estés llevando bien este cambio de rutina y, sin embargo, hayas notado que de vez en cuando tus sueños tienen una cualidad diferente.
Esto forma parte de las cualidades asombrosas de la actividad de dormir. Dormir es algo que hacemos nosotros y que, sin embargo, está fuera de nuestro control consciente. No puedes decidir dormirte de la misma forma que decides levantarte a picar algo de la cocina. Tampoco puedes decidir soñar con algo en concreto o despertarte a voluntad.
Dormir, duermes tú, pero es algo que escapa en cierta forma a tu control.
El sueño ha ocupado siempre un lugar especial dentro del imaginario cultural del ser humano. Simbólicamente dice mucho sobre la vida y la muerte, sobre nuestra espiritualidad. Pero también sobre nuestra capacidad de prestar atención, sobre nuestra inteligencia y nuestro inconsciente. Ser una persona despierta, soñar con un futuro mejor, dormirse en los laureles…
¿Es lo mismo dormir y descansar?
Dormir también tiene un especial significado como actividad propia. Descansamos al dormir, pero dormir y descansar son cosas muy diferentes. Puedes dormir y no levantarte descansado, por ejemplo. De hecho hay personas a las que les ocurre de manera habitual y que necesitan acudir a especialistas para regular sus problemas de sueño.
También puedes descansar sin llegarte a dormir. Sin embargo, no puedes sustituir el sueño por el descanso. Necesitas dormir, independientemente de tu actividad física, de lo que descanses durante el día. Hay tanta diferencia entre dormir y descansar como la hay entre descansar y parar.
¿Te has dado cuenta de que durante estos meses de 2020, tenemos la sensación de que el mundo ha parado? Lo has escuchado y visto en los medios de comunicación: La economía se detiene. La producción se detiene. El comercio se detiene. Los viajes se detienen.
Mucha gente ha parado en estos meses y no ha tenido la sensación de descansar. Al contrario, al ver cómo todo se detenía, han sentido incertidumbre, preocupación, angustia. Muchos han tenido que parar al ver cómo sus seres queridos fallecían durante estos tiempo. Vidas detenidas por vidas que han parado.
Cuando descansas, tu cuerpo y tu mente se recuperan de la actividad. Es como si cargaran pilas. Recuperan fuerzas.
La actividad de dormir también nos permite recuperar esas fuerzas pero tiene un efecto adicional, restaurativo, sanador. La ausencia de sueño afecta a nuestra memoria, a nuestro metabolismo, a nuestro sistema inmune… no podemos estar sin dormir.
¿Qué pasa con esos sueños raros que estamos teniendo?
Dormir y soñar están tan íntimamente relacionados que en español usamos sueño para designar a ambas cosas, tanto la actividad de dormir como la ensoñación narrativa que se produce durante esa actividad.
Soñar es un maravilloso recordatorio de que no somos únicamente sinapsis y biología. Podemos observar en directo la actividad eléctrica de un cerebro que sueña y eso no nos dirá nada del contenido de la ensoñación, ni de la importancia que tiene ésta para el soñador. Los sueños hay que entenderlos en su propio código, que es el código de los símbolos y el lenguaje, al igual que los componentes biológicos hay que entenderlos en su propio código, que es el de la biología.
Una actividad tan compleja como dormir puede alterarse con mucha facilidad. La tensión psicológica y física influyen primero en el sueño, modificando su calidad o duración. Por eso durante estos meses puedes haber sentido cambios en tus rutinas de sueño, tanto del dormir como de la ensoñación. Tienes menos estímulos que antes, porque se ha reducido tu vida social, los paisajes que ves, las actividades que haces. Recibes más noticias preocupantes o inciertas. Hay cierto clima de tensión indefinida en el ambiente…
Si además vives circunstancias sensibles, todo esto puede agravarse. Pienso en personas con dificultades o problemas médicos. Personas que haya perdido a algún ser querido o que estén en riesgo. Gente que haya vivido situaciones problemáticas de cualquier tipo.
Todo esto va a alterar nuestro sueño o van a cambiar patrones de conducta que van a influir en el sueño que tenemos. Dormir tiene una parte biológica muy importante que tiene que ver con la luz, la producción de determinadas hormonas y la digestión de alimentos. Cuando estudias el sueño bajo el código de la biología te das cuenta lo fácil que es alterar su ciclo. Cómo, especialmente en estos momentos, podemos cambiarlo y afectar las cualidades de sanación que nos aporta.
Cómo podemos dormir mejor y más profundamente
Es necesaria una guía adecuada para dormir con bienestar porque hay muchos factores implicados. Muchas veces ni siquiera conocemos qué es lo que nos está afectando más en nuestro caso. Sólo sabemos que no dormimos tan bien como nos gustaría, o que nos despertamos cansados o de mal humor y no sabemos por dónde empezar para solucionarnos.
He recopilado consejos y estudios sobre los principales problemas de dormir y los he unido de una forma en la que espero que te ayuden. Creo que es útil que comprendas cómo funciona el sueño desde diferentes puntos de vista, desde un código mental pero también físico para que ayudes con tu cuerpo y con tu mente a una actividad que le devuelve la salud a tu cuerpo y a tu mente.
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