¿Cuánto tiempo llevas meditando? ¿Lo acabas de descubrir o llevas varios años practicando? Quizá te han interesado las prácticas espirituales y la meditación es una más de las técnicas que has aprendido o realizado.
Si eres un recién llegado a esto de la meditación, o incluso al mundo espiritual, no tienes por qué seguir leyendo. Este articulo no es tanto para ti como lo es para la gente que lleva tiempo en estas prácticas. Gente que quizá lleva tiempo buscando. Gente que lleva tiempo practicando, independientemente del tipo de meditación o de yoga (por usar un término más genérico) que practique.
Para toda esa gente, para todos esos expertos, esta entrada contiene un mensaje importante: Debes reiniciarte. Olvídalo todo. Abandona tu práctica.
Cuando llevas mucho tiempo practicando, la práctica se vuelve un obstáculo y ahora, aunque quizá no lo percibas, tu práctica se ha convertido en un obstáculo para ti. Por eso es necesario que reinicies. Abandona y vuelve al materialismo, a la vida de la calle. Abandona la espiritualidad, no acudas más a cursos, limita tu contacto con la gente de ese mundo o, si quedas con ellos, habla de fútbol, de ropa o de la última serie de televisión. No leas más libros sobre espiritualidad o autoayuda. Cómprate una revista de algo mundano.
Vuelve al mundo.
En todas las tradiciones espirituales que conozco se menciona un punto común de avance y es el abandono de la mente ordinaria. Cada uno lo expresa de una forma porque para eso están: diferentes lenguajes para apuntar a lo mismo: abandónate a tu dios, confía en tu gurú sin cuestionarle, acalla tus deseos y tus miedos, encuentra tu verdadera naturaleza no nublada por tus pensamientos ni por tus estados emocionales… da igual cómo lo describan, el fondo es el mismo: tu ego tiene una tendencia a cristalizar la realidad y si escapas/eliminas/reduces el ego, harás lo mismo con tu sufrimiento.
El problema es que cuando llevas mucho tiempo haciendo algo, cualquier cosa, eso que llevas haciendo cristaliza en un ego. Da igual lo que sea. Es indiferente. Todo cristaliza. Todo hace ego y todo genera sufrimiento.
Es como si nuestra mera existencia contaminara todo aquello que aparece en nuestra consciencia con motas de ego. Al cabo del tiempo, fruto de un contacto continuado con la consciencia, cualquier cosa que lo haya tocado habrá acumulado suficiente ego como para generar una personalidad concreta, unos rasgos definitorios, un generador de gozo y sufrimiento.
Si cuando te acercaste al mundo de la meditación o al mundo espiritual lo hiciste por una ruptura, por un problema, por un sufrimiento, con las nuevas prácticas estabas destruyendo tu vida anterior. De pronto estabas entrando en un mundo de presencia y naturaleza especial que te ayudaron en un momento determinado.
Pero el tiempo sigue contando, y a medida que lees, practicas y hablas, vas generando un nuevo ego, una nueva personalidad que lleva nuevos y viejos ropajes. Nuevas filias y fobias que generan nuevos apegos y aversiones.
Es inevitable.
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Reblogueamos esta entrada de Meditación Madrid, para recordarnos (a nosotros mismos) algo fundamental: des-aprender!.