Nada ocurrió nunca en el pasado: ocurrió en el ahora
Nada ocurrirá nunca en el futuro: ocurrirá en el ahora
Acabo de terminar el libro de Eckhart Tolle, “El poder del ahora” y tengo que reconocer que me ha costado un notable esfuerzo llegar al final.
Para mí, ha sido uno de esos libros que empiezas con ganas pero que te va desenganchando poco a poco hasta que al final tienes que forzarte a continuar la lectura. Es, sin embargo, una de las lecturas más habituales entre estos temas, un “best seller” de la espiritualidad y el crecimiento personal. Razones no le faltan: Tolle tiene un estilo muy directo y cotidiano, en el que mezcla situaciones que todos podemos identificar (y sentirnos identificadas con ellas). Señala, además aspectos muy interesantes e importantes de la espiritualidad por lo que es ciertamente recomendable.
¿Qué vais a encontrar en este libro?
“El poder del ahora” se autodenomina “una guía para la iluminación espiritual” y está planteado como una serie de preguntas al propio Tolle, quien desgrana su consejos y su visión del mundo en las respuestas.
Para el autor, la base de esa iluminación espiritual tiene que ver con la ausencia del ego y del tiempo. Sus contrarios: el tiempo y el ego, son la causa de los malestares físicos y psíquicos que sufrimos. El libro presenta muy bien estos conceptos, con multitud de ejemplos y de descripciones sobre qué significa el tiempo y su opuesto (la presencia, o el “ahora” que da nombre al título) y también acerca del ego y su opuesto.
A lo largo de todo el libro, Eckhart Tolle introduce referencias a diferentes tradiciones y mezcla pasajes de los Testamentos, con citas de Buda, psicoanálisis Junguiano y referencias a “Un Curso de Milagros”. Además propone pequeños ejercicios para que el lector pueda comenzar a experimentar el poder del ahora y hace multitud de guiños a situaciones diarias. En definitiva, es un libro que tiene partes muy cercanas y comprensibles para todos.
Digo partes porque hay otros párrafos que me resultan especialmente complejos. Eckhart Tolle entra en ocasiones en cuestiones muy abstractas con planteamientos muy abstractos. Es como si el autor hubiese querido hacer un libro más “a lo oriental” con muchas metáforas y pocas explicaciones, pero de repente se le olvida y vuelve a la oscuridad de las abstracciones filosóficas y teistas. En concreto, cuando quiere hablar de determinados conceptos como lo “No Manifestado” el “Ser” o el “Cuerpo-Dolor” creo que es cuando se aleja más del estilo cercano.
¿Qué capítulo recomendaría?
Me resulta difícil recomendar capítulos de este libro. No tanto porque no me haya gustado sino porque, como decía antes, Eckhart Tolle va de las alturas a las profundidades varias veces en cada capítulo. Sin duda, al inicio del libro es cuando mejor explica cosas importantes como la presencia (el ahora) y donde encontré los ejemplos más claros para entrar en presencia y cómo nos afecta el tiempo.
Más adelante, no es que no diga cosas interesantes, pero me ha resultado más dificil la lectura y estoy más influido porque el libro no me ha gustado. Con todo, el capítulo siete, en el que explica los distintos portales de acceso a la presencia, es bueno.
Un escritor me dijo una vez que el autor tiene el compromiso no escrito con el lector de ser honesto con la forma en la que cuenta las cosas. Lo decía en el sentido de que una novela de misterio tiene que tener misterio y una comedia tiene que ser una comedia. Tienes que dejar claro el género en el que te estás moviendo y no, por poner un ejemplo tonto, abusar de los chistes en un drama.
Yo creo que lo que me ha ocurrido con el libro de Eckhart Tolle es que he sentido que ese contrato no se ha cumplido y me he ido desencantando con el paso de las páginas. Estaba leyendo la profundidad de sus comentarios sobre la presencia, cuando de repente entra en consideraciones sociales, históricas y religiosas que no deberían aparecer en un libro de estas características. Por ejemplo, sugerir que las matanzas comunistas de China o Rusia se produjeron porque no vivían el ahora (pág. 75), o que el dolor menstrual femenino sea la representación física del sufrimiento histórico de las mujeres (pag. 167) me parecen dos ejemplos de cómo Tolle se mete en camisas de once varas de forma gratuita.
El tono teológico también es algo que ha contribuido a mi desilusión. Parece, y al principio lo dice explícitamente, que en el libro no va a hablar de una religión en particular, sino del crecimiento espiritual, y sin embargo, a medida que avanza el libro, el tono alterna entre las referencias a Cristo y las explicaciones psicológicas o biológicas según le convengan.
En definitiva, para todo aquel que no se haya leido aún el libro, advertir que va a tocar muchas cosas muy diferentes y lo va a hacer con tonos y estilos diferentes. Que no se asuste porque de repente no entienda algo, o porque aborde algún tema de forma más polémica. Lo importante es lo que señala y quedarse con lo más básico del libro: Ahora es cuando sucede todo.
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