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Hoy, al volver de trabajar, he estado meditando un rato. Estaba cansado y la mente se distraía con facilidad, así que cuando he terminado me he dedicado a hacer tareas en la casa, para mantener la atención.

 

Cuando estaba barriendo, aún entraba sol por las ventanas, y me he dado cuenta de que llevábamos mucho tiempo sin un día primaveral. Mucha gente estaría deseando que llegaran los días de sol y calorcito para poder salir a la calle y tomarse unas cervecas en una terraza. He pensado que con el buen tiempo es muy tentador hacer las tareas de la casa deprisa para terminar cuanto antes y aprovechar el sol en la calle y en ese momento me he acordado de Thich Nhat Hanh, que decía que hay dos formas de lavar los platos, para que estén limpios y lavarlos simplemente por lavarlos.

 

Lo siguiente que hice fue guardar la cazadora en el armario. La colgué en la percha despacio, con delicadeza, como si estuviera arropando a un niño y cerré la puerta del armario lentamente.

 

Al terminar, cuando me he sentado frente al ordenador, he vuelto a tomar el libro “El milagro del Mindfulness”. Es bueno volver de vez en cuando a los inicios.

 

“Cuando limpias la casa” (Thich Nhat Hanh en El milagro de Mindfulness)

Divide las tareas domésticas en etapas: ordenar las cosas y guardar los libros, limpiar el váter y el cuarto de baño, barrer el suelo y sacar el polvo. Dedica una buena cantidad de tiempo a cada tarea. Muévete lentamente, tres veces más lento de lo habitual. Concéntrate en cada tarea. Por ejemplo, mientras guardas un libro en la estantería, obsérvalo, sé consciente del libro que se trata y de estar guardándolo en ella, sabiendo que lo estas dejándo ahí. Se consciente de que tu mano se dirige a él y lo agarra. Evita los movimientos bruscos o violentos. Sigue la respiración, sobre todo cuando tu mente se distraiga.

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