Continúo en esta entrada desarrollando la ética de la espiritualidad a través del documental de Netflix sobre Osho; Wild Wild Country. Tras verlo, me asaltó la siguiente duda: ¿Cómo los conflictos pueden escalar hasta la catástrofe? ¿Cómo un proyecto tan interesante deriva a las calamidades que ocurrieron?
En esta otra entrada habíamos visto el problema de vivir en las burbujas de nuestras creencias. Aferrarte a tus puntos de vista como inamovibles, como la verdad, te llevan a entrar en conflicto cuando entras en contacto con otras creencias opuestas.
Pero esto no es suficiente para que los conflictos entre la burbuja A y la burbuja B degeneren en una espiral de violencia y calamidades. Se necesita un tercer elemento que pivote entre los dos anteriores para que todo empiece a girar de forma perversa. Se necesita un defensor justiciero. El elemento C del triángulo dramático de Karpman.
En psicología, el triángulo dramático es una forma de expresar una serie de conflictos que suceden entre 3 partes que asumen diferentes roles a lo largo del desarrollo del conflicto. Dos de estos roles son conocidos por todos, el agresor y la víctima, pero hay otro elemento imprescindible: la tercera pata del triángulo. El defensor.
El defensor entra en el triángulo para proteger a la víctima, con lo que se inicia el juego en el que los tres roles comienzan a interactuar unos con (contra) otros, enredándose cada vez más en sus burbujas y justificando acciones a través del rol que, en cada momento, les convenga más. Este tercer jugador en el documental, son las instituciones americanas, primero representadas por Bowerman y la Fundación de los 1.000 amigos de Oregon y después por el propio gobierno estadounidense.
Analicemos brevemente los eventos del documental que inician el juego del triángulo dramático de Karpman (Ojo, spoilers!):
Los Rajneeshes (jugador 1) se sienten victimas en India, vuelan a Oregón, fundan una ciudad con sus propias normas y rituales específicos.
La comunidad estadounidense preexistente (el pueblo de Antelope, jugador 2) se siente entonces víctima de los Rajneeshes de Oregón, que son considerados como agresores.
Las instituciones americanas (jugador 3, representados por Bowerman y la prensa) recurre a los fatales eventos del reverendo Jim Jones (donde otro controvertido “líder espiritual” suicidó a miles de sus seguidores, otro punto negro en la historia espiritual reciente) para justificar su entrada en el juego y defiende al pueblo de Antelope con demandas contra los Rajneeshes.
Los Rajneeshes se encastillan entonces en su rol de víctima, y como su burbuja les permite hacer dinero e inmiscuirse en aspectos sociales y políticos, se dedican a comprar el pueblo. Repito. Compran el pueblo. Las casas, los negocios. Todo. Se convierten en agresores hacia la comunidad americana.
La comunidad de Antelope se encastilla en su rol de víctima comienza a empapelar las calles con carteles de “Caza al Bhagwan”, a pasear con los rifles y amenazar a los Rajneeshes. Se convierten en agresores hacia la comunidad espiritual.
Esta escalada de tensión va creciendo a lo largo de toda la historia que van narrando en el documental y, en cierto modo, se sustenta gracias a que hay un defensor en el juego que alimenta la burbuja de victimismo los seguidores de Osho. A pesar de que consiguen vencer a la comunidad de Antelope, comprando primero el pueblo y arrasando en sus elecciones hasta que logran el control total, tienen la sensación de que siempre hay una estructura mayor que les amenaza y esto les justifica para ir cada vez un paso más allá. Cuando no es el pueblo de Antelope, es el propio estado de Oregón. Cuando no es el estado, es el Gobierno.
¿Qué podemos hacer cuando estamos inmersos en un conflicto de estas características?
Lo primero es, sin duda, ser consciente. Si mantenemos la inercia de la situación, al final todo se escala y se enquista. Como en el documental se muestra, el resultado terminará siendo fatídico para alguna de las partes.
El mindfulness, de manera tradicional, sólo se ha focalizado en aspectos relacionados con los pensamientos y/o con las emociones. Pero la meditación sobre estos dos aspectos, por sí sólo, no va a darte la clave para resolver conflictos relacionales como estos. Es necesario aplicar un mindfulness de las relaciones personales que trabaje tanto con tus pensamientos (para desmontar las creencias irracionales que te mantienen en uno u otro rol) como con las emociones, para que te ayude a gestionar de manera constructiva los miedos, amenazas (y también deseos y expectativas) que están en juego en el triángulo.
Puedes leer más sobre el triángulo de Karpman en este blog
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